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AUTORA: JIMENA DÍAZ GARCÍA

En un barrio rico de la ciudad de Nueva York vivía un matrimonio con dos hijas, muy risueñas y amables, Meghan y Alice, quienes habían recibido muy buena educación.

Meghan siempre fue una chica muy metódica y ordenada, buscaba explicación y pruebas para todo lo que le rodeaba, le encantaba aprender y ayudar a los demás.

Sin embargo, su hermana pequeña Alice era más alocada y mística, a la que le gustaba sacar provecho de los demás, incluida su propia hermana. Le encantaba leer el horóscopo y predecir los resultados de los exámenes de sus amigos con su colgante de péndulo. Desde siempre supo que le gustaría tener su propia consulta de astrología para tener el futuro de los demás en sus manos.

Cuando Meghan acabó el instituto se matriculó en una universidad cercana, tenía claro que quería ser científica. Sin embargo, a Alice no le fue bien en los estudios y decidió abandonar el instituto al acabar secundaria para matricularse en la escuela internacional de formación cosmológica.

Tanto a Meghan como a los padres de ambas no les convencía la decisión de Alice, por lo que intentaron disuadirla, le explicaban que aquello no tenía sentido ni fundamento y que no acabaría bien. Alice, como siempre, pensó que tenía razón, así que empezaron a discutir, y aunque en el fondo, entendía los argumentos que le daba su familia, no estaba dispuesta a rechazar el maravilloso camino que tenía por
delante.

Un año después, cuando Alice concluyó sus estudios sobre cosmología y realizó dos cursos sobre genealogía y quiromancia, abrió su propia consulta del tarot. Le costó mucho darse a conocer y tener clientela porque al parecer, de primeras, la gente desconfía de la credibilidad de este tipo de profesionales. Pero un buen día, una chica un tanto peculiar, entró en la consulta para que Alice le leyera el futuro, y tras varias sesiones pagando una importante cantidad de dinero, la chica empezó a
sentirse mejor. Alice la había ayudado a solucionar su problema, por lo que la chica difundió su experiencia por redes sociales haciendo que Alice se hiciera famosa y sus ingresos subieran como la espuma.

Mientras tanto, Meghan estaba muy ocupada ya que la carrera científica no era nada fácil, tenía que estudiar día y noche, investigar para equivocarse y volver a empezar, aquello era francamente duro, pero sentía que era lo correcto.

Un día recibió una llamada muy alarmante de su madre, quien le contó muy preocupada que su padre tenía una enfermedad muy grave, y que los médicos le habían dado un mal pronóstico informándole de que probablemente no sobreviviría. Meghan llamó a su hermana pequeña para contárselo todo y ambas
rompieron a llorar.

Al día siguiente, Meghan y Alice fueron juntas al hospital a visitar a su padre. Al llegar le dieron un beso y un abrazo muy fuerte, y estuvieron hablando durante largo rato sobre las cosas importantes de la vida; aquello sonaba a despedida.

Fue entonces, cuando Alice le preguntó a su madre si podía leer el futuro a su padre predecir lo que iba a pasar. Ante la desesperación, la madre accedió Alice puso en práctica todo lo que había aprendido a lo largo de su carrera como vidente. Desplegó sus cartas del tarot y con ayuda de las líneas de la mano de su padre y unas ramitas de trigo, le leyó el futuro a su padre. Las noticias eran buenas, Alice pudo ver que su padre no iba a morir por aquella enfermedad, que le quedaba tiempo de sobra para disfrutar juntos. Meghan no se lo creyó porque no entendía los fundamentos que había utilizado su hermana para obtener aquella conclusión, pero sus sentimientos encontrados por el deseo de que su padre se recuperara la llevaron a acabar confiando en el pronóstico de su hermana.

La enfermedad del padre de las hermanas empeoró durante meses, y aunque pasaron por muchos momentos de flaqueza, la familia siempre tuvo en mente lo que Alice había predicho.

Lamentablemente, una noche de invierno, el padre falleció tras unas eternas horas de agonía. Meghan estaba enfadada con su hermana por haberles dado falsas esperanzas, y con ella misma por haber confiado en falsos mitos sin credibilidad por encima de su razón basada en las evidencias médicas que habían recibido durante todo ese tiempo. Después de esto, Alice abrió los ojos a la realidad, su carrera era una farsa y su ambición había acabado destruyendo a su familia