#AstronomíaDesdeCasa: una nueva visión de la Vía Láctea
Cuando pensamos en nuestra galaxia, la Vía Láctea, la imagen que solemos tener en mente es la que desde hace muchos años nos han enseñado: un disco plano en forma de espiral, con una zona abultada en el medio. El Sol y el sistema solar ocuparían un lugar a unos 26.000 años luz del centro galáctico, aproximadamente. Al menos era la imagen que desde nuestro planeta podíamos identificar.
Pero como la ciencia y los medios que disponemos para poder observar el firmamento han avanzado, nuestra visión y percepción de lo que nos rodea ha cambiado . Y nuestra galaxia no es una excepción. Ahora resulta que la Vía Láctea está retorcida.
El telescopio espacial GAIA ha sido el responsable de este cambio de visión de nuestro barrio estelar. Este telescopio de la Agencia Espacial Europea (ESA) está pensado y dedicado a astrometría, es decir, a la medición de estrellas, su distancia, paralaje, velocidad y movimiento de más de mil millones de estrellas. Su predecesor, el telescopio espacial HIPARCO, nos proporcionó el catálogo estelar más preciso hasta la fecha, pero GAIA ha superado en precisión dicho catálogo.
Después de analizar las observaciones de GAIA durante muchos meses, se ha podido establecer que nuestra galaxia tiene una forma de letra ‘S’ muy estirada. Esta deformación en el plano galáctico no es algo nuevo, ya que se ha observado en otras galaxias con cierta frecuencia y, sin embargo, nunca nos planteamos que nuestra galaxia pudiera estar también deformada. Pero la cosa no queda ahí. Al parecer, esta deformación cambia con el paso del tiempo, es lo que los científicos denominan ‘»precesión”, comparándose con el tambaleo de una peonza sobre su eje (una peonza descomunal…), completando un giro cada 600-700 millones de años. Un fenómeno similar también lo tenemos en la Tierra en el que el eje de rotación realiza un giro cada 25.776 años, lo que provoca que, al o largo de la historia, la estrella que ha marcado la dirección norte haya cambiado.
¿Qué es lo que provoca ese movimiento? Podrían ser la influencia del campo magnético galáctico o el halo de materia oscura que rodea las galaxias (un conjunto de materia que no podemos detectar más que por las consecuencias de su presencia); pero resulta que la gran velocidad a la que este movimiento se produce, nos hace pensar en algo más potente: una colisión galáctica. Es cierto que no parece que el giro sea demasiado rápido, comparado al menos con el movimiento de las estrellas en torno al centro galáctico, como el Sol que lo recorre en unos 220 millones de años. Pero gracias a la enorme capacidad de resolución del GAIA (puede ver una moneda de un euro desde la superficie terrestre), y al mapa en 3D que ha confeccionado, hemos conseguido desentrañar el misterio.
No se sabe aún cómo era la galaxia con la que la Vía Láctea colisionó en el pasado, quizá con el tiempo lo descubramos. Pero es que nuestra galaxia no ha llegado a ser como es por su tranquilidad, ya que a lo largo de su historia, se ha ido comiendo o asimilando otras galaxias que le han permitido alcanzar su tamaño actual, siendo la segunda galaxia más grande de nuestro vecindario galáctico, lo que se conoce como el “Grupo Local”. Una de esas galaxias es una pequeña conocida como la Galaxia Enana de Sagitario, que sabemos que está todavía en proceso de asimilación e, incluso, que algunos conjuntos de estrellas conocidas podrían provenir de dicha galaxia, como es el caso de M54. Esta galaxia atravesará el disco galáctico dentro de unos 100 millones de años.
Aunque todavía no tenemos disponible ese mapa en 3D de nuestra galaxia (aún tardará un tiempo mientras se añaden nuevos datos), podemos disfrutar de una vistas de nuestra galaxia, desde la Tierra, realmente impresionantes. Un grupo de astrónomos de Bochum (Alemania) creó la imagen astronómica más grande de la Vía Láctea hasta la fecha. Gracias a los telescopios situados en Chile, combinaron 268 fotografías logrando una imagen de 194Gb, con 46000 millones de píxeles, y en la que se pueden identificar 50000 nuevos objetos. Podéis ver la imagen en éste enlace.
Un buen aperitivo, en lo que nos llega el mapa 3D definitivo.
Carlos Coello, Planetarista del Museo de la Ciencia