
Premio categor铆a juvenil: ‘El T谩rtaro de Cantor’
AUTOR: ALFONSO GADEA D脕VILA
En aquella habitaci贸n, su presencia, comet铆a un claro anacronismo.
Sobre 茅l, objetos con tecnolog铆as indistinguibles de la magia; una especie de espectro hologr谩fico marcaba sus constantes vitales, varios focos parec铆an levitar.
Tras examinar el espacio en el que acababa de despertar, cay贸 en la cuenta:
Estaba vivo.
Muchas dudas le surgieron en ese instante. Antes de poder estudiarlas, un hombre de aspecto arreglado entr贸 por la puerta repentinamente.
Todav铆a confundido, intent贸 ordenar sus ideas; David decidi贸 primero aclarar la cuesti贸n m谩s importante:
鈥擫a Hip贸tesis de Riemann鈥 驴Ha sido demostrada?
El elegante individuo, de nombre Kurt , le mir贸 como si fuera esa una cuesti贸n balad铆.
鈥擟laro 鈥攃ontest贸 desde la otra punta del hotelero dormitorio.
Un largo silencio sigui贸 la respuesta.
鈥擸鈥 驴c贸mo? 鈥攑regunt贸 el matem谩tico David.
鈥擲i pretende averiguarlo, deber铆a acompa帽arme 鈥攔espondi贸 Kurt mientras abandonaba la estancia.
El otro se levant贸 de la cama y se dirigi贸 a la salida. Esta daba a una biblioteca de dimensiones colosales.
Encontr贸 a Kurt sosteniendo un grueso tomo, de aspecto arcaico pero impolutas p谩ginas. Cuando alcanz贸 a leer el t铆tulo, casi llor贸 de la emoci贸n: Soluci贸n y demostraci贸n a los 23 Problemas de Hilbert.
David recorri贸 minuciosamente los restantes estantes. Hall贸 libros de todas las disciplinas posibles: Axiomatizaci贸n de la teor铆a de gravedad cu谩ntica, Tratamiento de tumores malignos en el organismo, Origen de la homoquiralidad en amino谩cidos y az煤cares, Conclusiones sobre el problema dif铆cil de la consciencia鈥
Ten铆a, a su disposici贸n, todo el saber posible. Se encontraba ante 鈥渓a ciencia de sus sue帽os鈥, la que tanto hab铆a deseado llegar a conocer.
Pero hab铆a en todo aquello un detalle inquietante, pues ning煤n ejemplar evidenciaba uso pret茅rito.
鈥斅縇a comunidad cient铆fica conoce la informaci贸n que aqu铆 se guarda? 鈥攑regunt贸 entonces a Kurt.
鈥擯or supuesto鈥 respondi贸, notando la inquietud del otro 鈥 el contenido albergado en este lugar es completamente accesible. Perm铆tame ahora describir el problema que supuso esto, con el fin de que entienda usted mi situaci贸n:
芦Las grandes invenciones de nuestra era permitieron encontrar soluci贸n a muchos de los problemas que nos afectaban. Los nuevos avances se adoptaron r谩pidamente en todas las 谩reas; como consecuencia, la investigaci贸n e innovaci贸n pasaron a un segundo plano, ya que no parec铆an necesarias para el progreso. 禄
El m茅todo cient铆fico qued贸 obsoleto. Bastaba con mirar en una fuente de informaci贸n fiable para verificar o desmentir una hip贸tesis, ahorr谩ndose todo el laborioso raciocinio.
禄 Si nosotros pregunt谩semos ahora a cualquier ni帽o sobre la soluci贸n a cierta conjetura (verbigracia, la de Poincar茅), este no dudar铆a en contestar que resulta ser verdadera. Los ni帽os van creciendo, convirti茅ndose en adultos que mantienen y transmiten a sus hijos lo que aprendieron de j贸venes. En pocas generaciones, que existe la demostraci贸n de la conjetura de Poincar茅 pasa a ser un hecho trivial, llegando hasta el punto de que parece impensable que alguien pudiera haber dudado de la certeza de este. Y as铆 con todas las leyes, principios, teoremas, etc茅tera.
禄 Tienen la cabeza repleta de afirmaciones universales que se les presentaron como aut茅nticas, pero ya nadie se plantea el porqu茅 de estas. Solo unos pocos seguimos encontrando belleza en el arte de la experimentaci贸n, demostraci贸n y argumentaci贸n. Intentamos defender el esp铆ritu cr铆tico antes de que鈥 la ciencia muera.禄
Cuando Kurt termin贸 de hablar, David cay贸 en un profundo sentimiento de melancol铆a:
鈥擡ntonces鈥 todo ha sido en vano.
鈥擭o, no todo; una clara prueba de esto es que est谩 usted aqu铆, Se帽or Hilbert. Le ruego que me acompa帽e un momento.
Los dos salieron del edificio. Una placa en la fachada rezaba: 芦en honor a Georg Cantor (1845-1918)禄.
David Hilbert alz贸 la vista, el hotel era infinito.