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La comprensi贸n social del cient铆fico

Oh, in the name of God!
Now I know what it feels like to be God!
Dr. Frankenstein (1931)

Las vecinas son cotillas, los abogados tiburones sin escr煤pulos; los artistas y fil贸sofos bohemios, los cient铆ficos…隆Ay, los cient铆ficos!

驴C贸mo es posible que estas exageradas afirmaciones parezcan acertadas descripciones de la personalidad y la actividad de una persona?

Nos encontramos, sin duda, frente a un estereotipo. Una imagen o idea aceptada y reproducida por el conjunto de la sociedad pero que resalta solo un aspecto 鈥 a veces ni siquiera real 鈥 de las cosas o las personas.

La ciencia y los cient铆ficos han comprobado en sus propias carnes c贸mo su actividad se ha visto deformada por un mito que se ajusta poco a la realidad. El cient铆fico ha sido normalmente caracterizado en la literatura, la televisi贸n y el cine con personajes masculinos, exc茅ntricos o locos, que hacen uso de m茅todos irresponsables y poco ortodoxos que les conducen a experimentar irresponsablemente sobre personas e incluso sobre s铆 mismos.

Puede que en sus inicios la ciencia se desarrollara como una actividad individual y solitaria que se nutr铆a de investigaciones elaboradas en modestos laboratorios y con escasa financiaci贸n. Al menos as铆 parece que imaginamos a cient铆ficos como Galileo, Newton, Marie Curie, e incluso Einstein.

Parece sensato interpretar que en esos inicios descansa el estereotipo a partir del cual emerge la imagen distorsionada de la ciencia. Y es que la literatura de la segunda mitad del s. XIX incorpora multitud de personajes cient铆ficos vinculados a personalidades extravagantes. 鈥淓l extra帽o caso del doctor Jekyll y el se帽or Hyde鈥, de Stevenson, o la extensa producci贸n, entonces ficticia, de Julio Verne ilustran el panorama.

Si la literatura puso en marcha la maquinaria, la teatralizaci贸n de las obras la aceler贸. El extra帽o caso, publicada en 1886, cont贸 con una representaci贸n teatral tan solo un a帽o despu茅s de su aparici贸n. Desde entonces se sucedieron teatralizaciones, pel铆culas y series de televisi贸n que llegan hasta nuestros d铆as, la 煤ltima producida en 2007 por la BBC (Jekyll).

Precisamente considero que la comunicaci贸n audiovisual (TV, cine) contribuy贸 a afianzar definitivamente las ra铆ces de lo que la memoria colectiva entiende por el cient铆fico y la ciencia.

Fue el cine quien nos present贸 al Dr. Frankenstein y al Dr. Caligari, a James Bond contra el Dr. No, a Spider-Man contra el Dr. Octopus y, en definitiva, al h茅roe contra el cient铆fico malvado y ambicioso.

Pero tambi茅n nos present贸 una figura de cient铆fico casi antag贸nica a la de villano: el cient铆fico aventurero e inventor: Sherlock Holmes, Indiana Jones, los forenses de CSI

Estos dos modos en que la literatura, el cine y la televisi贸n han presentado el 谩mbito cient铆fico, antag贸nicos en apariencia, comparten ra铆ces comunes.

Tanto la figura del cient铆fico loco como la del aventurero caza fortunas recrean la acci贸n cient铆fica como una actividad individual, aislada y solitaria.
Hoy en d铆a la ciencia (y el cient铆fico) dista mucho de aquella imagen estereotipada difundida por la literatura y los medios de comunicaci贸n de masas. Solo tenemos que recordar algunos de los 煤ltimos grandes proyectos cient铆ficos que se han emprendido en el mundo (el proyecto genoma humano, las investigaciones sobre el sida o el c谩ncer, la construcci贸n del s煤per-acelerador de part铆culas, la Estaci贸n Espacial Internacional, etc.).

Solo con mirar los ganadores de destacados premios, como el Nobel de F铆sica o Qu铆mica, comprobaremos que la lista evoluciona desde ganadores individuales a ganadores colectivos de diferentes pa铆ses.

Todas estas investigaciones han sido realizadas globalmente por diferentes naciones del mundo en estrecha colaboraci贸n. Es necesario, dada la magnitud de los conocimientos cient铆ficos acumulados y la especializaci贸n hacia la que se ha avanzado, complementar los conocimientos de cada rama de la ciencia.

Sin embargo no es la 煤nica raz贸n. Tambi茅n se comprende que es la sociedad en su conjunto la que debe colaborar en el progreso de la humanidad. Por ello, las instituciones p煤blicas, as铆 como algunas privadas, destinan importantes fondos para financiar los proyectos.

Comprobamos que la ciencia dista mucho de ser una acci贸n aislada, y se caracteriza, m谩s bien, por ser una actividad principalmente social.

As铆 queda desmontada la imagen individualista del cient铆fico, pero… 驴qu茅 pasa con el alocado y extravagante hombre de ciencia?

Muchas veces la experimentaci贸n llevada a cabo por los personajes cient铆ficos no buscaba causar da帽o alguno, al contrario, pretend铆a dar soluci贸n a grandes males sociales. Guiados por ese anhelo, algunos cient铆ficos investigaban y experimentaban poniendo el 茅xito de los descubrimientos por delante de cualquier m茅todo, 茅tica鈥

No obstante, la actividad cient铆fica se caracteriza precisamente por ajustar sus investigaciones a una exhaustiva metodolog铆a: formulaci贸n de hip贸tesis, proyecci贸n de estas, comprobaci贸n emp铆rica, etc.聽Y a esta se a帽aden los l铆mites 茅ticos y la legislaci贸n necesaria, aunque a menudo la realidad vaya m谩s adelantada.

La Historia ha permitido a la ciencia depurar un procedimiento cada vez m谩s fiable que permita el seguro progreso del conocimiento humano.聽 Alejando el dogmatismo y el misticismo de su seno, la ciencia podr谩 liberarse de los prejuicios que la rodean, responsabilidad que nos ata帽e a todos.

Ignacio D铆ez Arauz

Estudiante en pr谩cticas del Grado en Filosof铆a

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