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¡Ya llegó el otoño, tan deseado! Y las lluvias… ¡Qué se le va a hacer! Mucha paciencia… Porque por lo que parece tendremos que sacar el paraguas a pasear…

Oficialmente el otoño comenzó el pasado 23 de septiembre a las 04:29 hora local española, y terminará el 22 de diciembre, durando un total de 89 días y 20 horas.

Durante esta estación, nos encontramos con el mismo problema que podemos tener en primavera: las lluvias. Los cielos suelen tener tendencia a estar cubiertos y las precipitaciones (por otro lado muy necesarias) suelen “aguarnos” la fiesta, y nunca mejor dicho. La noche que no está nublada suele tener mucha humedad ambiental, lo que dificulta la observación, o bien tenemos la presencia de la Luna que también nos impide observar. Aunque también hay momentos en los que después de un buen chaparrón, el cielo se ve limpio e infinito. Pero seamos positivos, supongamos que no hay Luna y que tenemos un cielo despejado. Vamos a observar.

Imagen simulada del cielo de octubre

Imagen simulada del cielo de octubre

El inconveniente de la observación en otoño, al menos para las constelaciones pertenecientes a esta estación (ya sabéis, las situadas hacia esa “ventana” al sur), es que tenemos que buscar una zona especialmente oscura, ya que las estrellas que se pueden localizar son débiles y sólo en esos lugares se pueden observar. Me refiero a constelaciones como Capricornio, Acuario, el Caballito, el Microscopio o el Pez Austral. En esta última sí que hay que decir que su estrella principal, Fomalhaut, es bastante brillante, y puede observarse, algo baja con respecto al horizonte, pero con un brillo destacable, hacia el Este a primeras horas de la noche, y según pase el tiempo, hacia el Sur. También conocen a esta estrella como “la estrella solitaria” ya que destaca con su brillo entre el conjunto de estrellas poco brillantes de alrededor.

Dentro de las constelaciones que se pueden ver en otoño, aunque no se las considere propiamente de la estación, están el conjunto que componen la leyenda de Perseo. Son las constelaciones de Casiopea, Cefeo, Andrómeda, Perseo, Pegaso y Ballena. Estas constelaciones son relativamente fáciles de identificar en el cielo porque, primero, son constelaciones más brillantes que las anteriormente enumeradas, y, segundo, sus formas son sencillas. Casiopea es una constelación en forma de letra “W”, así que no tiene pérdida. Además es una constelación circumpolar, es decir, desde nuestra posición se puede ver durante todo el año a cualquier hora de la noche. Cefeo está algo más arriba y tiene forma de una casa dibujada por un niño. Pegaso es, básicamente, un gran cuadrado en el cielo. Andrómeda se estira en forma de “V” tumbada y ligeramente curvada desde una de las estrellas de Pegaso y hacia su izquierda. Perseo está por debajo de Casiopea y cerca de Andrómeda. Ballena es algo más complicada, pero por eso os adjuntamos esta imagen simulada del cielo.

Como este grupo de constelaciones ocupa un área del cielo muy considerable, podremos observar un gran número de objetos celestes. Solamente comentaremos algunos, pero para comenzar son suficientes.

Una de los más sencillos de localizar está en la constelación de Andrómeda. Hacia la mitad de la misma y ligeramente por encima de ella, podemos ver, si estamos en zona oscura, un elemento borroso en el cielo, pequeño y poco brillante, aunque localizable a simple vista. Es la galaxia de Andrómeda, la galaxia más cercana a la nuestra y la única visible a simple vista desde esta parte del mundo. Es el objeto más lejano visible a simple vista (unos tres millones de años-luz).

En la constelación de Cefeo destaca mu Cephei, una de las estrellas más rojas del cielo. Es visible con prismáticos. Es una estrella de tipo hipergigante con un diámetro estimado de 1.420 veces el diámetro solar. Si diésemos la vuelta en torno a la estrella a la velocidad de la luz, tardaríamos ¡más de seis horas!

Dentro de la constelación de Pegaso (el caballo alado), destacamos el objeto M15, un cúmulo globular, es decir, una aglomeración de estrellas en forma de esfera. Contiene una de las cuatro nebulosas planetarias (expulsión del gas de una estrella en las fases de su muerte) conocidas en un cúmulo globular. Se sitúa a unos 33.600 años-luz, y se calcula que se dirige a la Tierra a una velocidad de 383.760 km/h. No os preocupéis, no hay riesgo de colisión…

Y para terminar con las constelaciones, en Perseo tenemos uno de los objetos más fáciles del cielo, conocido como “el doble cúmulo de Perseo”. Son dos cúmulos abiertos, visibles a simple vista en zonas oscuras. Se denominan, como curiosidad, NGC 869 y NGC 884.

Por otra parte, todavía podemos ver a muy primera hora de la mañana, a Júpiter, mirando en dirección este. Se convierte así en un señuelo de “lucero del alba”, ya que, aunque el lucero oficial es Venus, éste no se puede observar debido a su proximidad al Sol. En cualquier caso, ya sabéis que Júpiter siempre nos ofrece un gran espectáculo, incluso con pequeños instrumentos. Lo podéis localizar entre las constelaciones de Cáncer y Leo sobre las 04:00 horas, apróximadamente.

Y recordad, si tenéis cualquier tipo de duda o pregunta sobre observación, objetos o telescopios, no dudéis en escribirnos al planetario@museocienciavalladolid.esmuseocienciavalladolid.es, o bien os esperamos en las sesiones del Planetario.

Planetario.

Durante el mes de septiembre, la observación del cielo no presenta grandes cambios con respecto a finales de agosto. Marte y Saturno sólo son visibles durante un corto período de tiempo después del anochecer, dentro de la constelación de Libra, por lo que deberemos darnos prisa si queremos observarlos. Por su parte, Júpiter sigue siendo visible -un rato- antes del amanecer. Ya sobre las 5.30 h se puede observar en el cielo, localizado en la constelación de Cáncer. A primera hora

Durante el mes de agosto, el Triángulo de Verano se localiza sin ningún problema en la parte más alta del cielo, donde, recordamos, se puede observar la preciosa estrella doble Albireo (constelación del Cisne). Además, si nos encontramos en un lugar oscuro, o al menos todo lo oscuro que podamos, podremos observar la siempre majestuosa Vía Láctea atravesando por la mitad este triángulo. Cerca del horizonte oeste, Venus todavía es visible dentro de la constelación de Leo. Debemos darnos prisa si

El Museo de la Ciencia de Valladolid acoge acogió el jueves 10 de julio la charla "Astronomía: la utilidad de lo inútil". Una conferencia impartida por John Beckman, profesor de investigación del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Beckman confiesa que, a menudo, al dar charlas de divulgación de temas astronómicos y de astrofísica en colegios y en sociedades de aficionados, durante el turno de preguntas se plantea alguna cuestión sobre la utilidad de la astronomía. Su respuesta habitual

En este comienzo del verano todavía podemos recordar algunas de las constelaciones de primavera que podrían servirnos de referencia para localizar algunas de verano. Es el caso de El Boyero (recordad cómo se encontraba). Su estrella principal, Arturo, sigue siendo de las más brillantes del cielo, por lo que situarla es fácil. Más a su izquierda tenemos una especie de mariposa que, junto algunas estrellas más forma la constelación de Hércules, el “Hombre Arrodillado”, el gran héroe. De los doce trabajos

Y llegó abril. Y aunque este mes, al parecer, no va a ser demasiado lluvioso, podría llover de día y despejar de noche, para que podamos disfrutar de la observación del cielo durante este mes. Como siempre que comenzamos estación, durante el primer mes el cielo “comparte” constelaciones con la estación anterior, en este caso el invierno; por lo que, hacia el horizonte oeste, podemos ver parte de Orión, Tauro o Géminis, por poner sólo algunos ejemplos. Si comparamos las estrellas que

El mes de febrero ha terminado, dando paso a marzo y su próxima primavera. Un, por cierto, emocionante mes de marzo, en el que interesantes acontecimientos tendrán lugar. Las constelaciones que durante los meses de invierno hemos podido observar en el cielo, siguen visibles y marcando este final de estación, dando paso poco a poco a las constelaciones primaverales que nos irán determinando qué observar. Todavía Orión y sus canes nos muestran el desafiante brillo de estrellas como Sirio, Betelgeuse, Rigel

Sería difícil imaginarnos un mundo sin el GPS, el microondas, el marcapasos, la wifi o el tubo de la pasta de dientes… Pero, ¿alguna vez os habéis preguntado cuál es el origen de todos estos artilugios? José Miguel Mas Hesse y Natalia Ruiz Zelmonovitch, miembros del Centro de Astrobiología CSIC- INTA, fueron los encargados de responder esta pregunta con su charla “El impacto de la tecnología astronómica en la vida cotidiana”. Última de las conferencias del ciclo “Universo fascinante”, en la que

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