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No deja de ser curioso cómo los sucesos celestes se van desarrollando y creando en el hombre una sensación de descontrol cada vez mayor.

Por supuesto, no podemos controlar ninguno de los eventos que contemplamos en el cielo, ya sean de planetas, cometas asteroides o estrellas, como de lluvias, tormentas o cambios de temperatura. Aunque no será por que el hombre no lo intente…

Este comienzo de primavera ha sido realmente espectacular en cuanto a la cantidad de sucesos celestes. Ya desde el invierno se veía venir. Júpiter, el gigante de gas, realizaba un vertiginoso acercamiento al planeta de la belleza, Venus. Día a día podíamos ver cómo la posición del gigante cambiaba en el cielo, mientras nuestro vecino blancoazulado se levantaba desde el horizonte oeste, dirigiéndose a su encuentro.

Conjunción Venus - Júpiter

Es el baile de la seducción: Zeus despliega sus armas para atraer a Afrodita. Y en cierto modo (aunque sea poético) lo consigue. A mediados de marzo, justo antes del equinoccio de primavera, les pudimos contemplar muy cercanos en el cielo, creando una bellísima estampa. Las nubes, al menos por aquí, respetaron la observación y fotografía de los días previos y del encuentro, aunque algunas noches, fueron las verdaderas protagonistas. Y mientras Zeus y Afrodita se hacían arrumacos, el dios de la guerra Ares, en forma del planeta Marte, hacía resaltar su color rojizo en el cielo mostrando así su amor por Afrodita, subiendo desde el este. El 5 de marzo se situó en oposición, brillando intensamente en el cielo, y «abriendo paso» a la llegada de Cronos, Saturno.

También la Luna, la diosa Selene, quiso estar presente entre los astros, situándose, en fase de creciente temprana, cerca de Júpiter primero, y de Venus después, para terminar situándose junto al cúmulo de las Pléyades. Todo esto en tres noches consecutivas. Desde el Museo de la Ciencia de Valladolid planteamos una actividad a la ciudadanía para que realizaran fotos de estas tres noches, que tuvo una gran acogida y de la que hemos publicado algunas de las imágenes más destacadas.

Marte-Guido_AncoraLo cierto es que fueron unas noches muy apropiadas para la observación, no sólo a simple vista (aunque sólo fuera por el hecho de tener visibles cuatro planetas en el transcurso de

303299_3433515169047_1602312171_nde unas horas, a incluso algún día cinco, con Mercurio), sino también para el uso de telescopios. Con ellos pudimos observar cómo Venus se ve en fase (siempre), los satélites de Júpiter, e incluso con un telescopio potente, algún que otro eclipse sobre él. No se escaparon tampoco Marte, siempre llamativo y que nos permitió observar o vislumbrar algunas de las zonas más marcadas del planeta. O Saturno y sus anillos, majestuoso e imponente, que se situó en oposición a nosotros el 15 de abril, permitiéndonos su mejor momento para ser observado, como podéis apreciar en al imagen adjunta

ciclogenesis-1024x729Ahora el cielo «está en calma». Júpiter está desaparecido del cielo y Venus está ascendiendo en el cielo. Llegará hasta la estrella Elnath, una estrella múltiple que se sitúa en la punta del cuerno de la constelación de Tauro, y que comparte con la constelación de Auriga. Eso sucederá el 11 de mayo. A partir de ahí comenzará a descender hacia el oeste para desaparecer.  El único evento que ha roto la «monotonía» celeste, es la lluvia de estrellas de las Líridas, que este año tenían buena previsión (en otras partes del mundo se han visto varios bólidos), pero que por aquí nos arruinó la presencia de nubes con lo que… nada de nada. Y para rematar tenemos esta borrasca llamada Petra (nombre técnico «ciclogénesis explosiva»), que, si bien produce fenómenos espectaculares como vientos, oleaje fuerte, movimiento rápido de masas de nubes, lluvias, etc, deja a los astrónomos con todas las ganas de poder mirar el cielo y disfrutar de las galaxias y objetos varios que la primavera nos ofrece. Por cierto, Marte se localiza fácilmente, además de por su

552518_3079170497414_1208337209_32348548_211295267_nbrillo y color, por estar en la constelación de Leo, justo debajo de la Osa Mayor. Bien, pues en Leo, una de las galaxias que contiene está de «funeral», ya que se ha podido observar una supernova, que es el final, la muerte, de una estrella de masa muy elevada. Así que a ver si Petra se lleva el mal tiempo, remiten un poco las lluvias de abril, aunque muy necesarias para nuestros campos (ya se sabe que «en abril aguas mil y todas caben en un barril»), y al menos por unas noches, podemos perdernos en la profundidad del cielo estrellado.

Cielos limpios para todos.

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