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Relato finalista ‘Premio del público’ del XI concurso ‘La Ciencia y tú’

#RELATO 1: UNA CANICA SIN BRILLO

El enorme cohete salió del campo gravitatorio terrestre. El astronauta Chang contempló su planeta natal, una canica que había dejado de ser azul hacía tiempo, por culpa de la contaminación, la superpoblación y el cambio climático. Y, sin embargo, la emoción le embargó al recordar que era la última vez que lo veía.

− Comandante – le interrumpió Eva, la Inteligencia Artificial que acompañaría a Chang en su largo viaje -, no sé cómo puede emocionarse con el mal aspecto que tiene actualmente la Tierra.

– No sé explicarlo, la verdad. Es algo que simplemente, ocurre. Mira: parece que hemos llegado a nuestra parada.

La nave aminoró la velocidad y se acercó al módulo de carga con las cinco mil personas criogenizadas que colonizarían Nueva Tierra.

– Comandante, Control quiere establecer comunicación – anunció la IA.

– Adelante, Eva.

En la pantalla apareció el centro de control de Houston, con la presidenta de las Naciones Unidas en primer plano. Su rostro denotaba la solemnidad del momento.

– Comandante, no hace falta que le diga lo importante que es esta misión y lo mucho que agradecemos su sacrificio al ofrecerse voluntario para pilotar el Arca. Es una gran responsabilidad.

– Gracias, señora presidenta. Puede confiar en nosotros: lo conseguiremos.

– Llévenos en su corazón y en su memoria, porque la Humanidad estará en deuda con usted siempre. Buen viaje y buena suerte.

– Comandante, todo está listo para la siguiente fase. Podemos proceder al encendido de los motores principales − anunció Eva en cuanto se apagó la pantalla.

– OK, Eva, solo dame un minuto.

El astronauta suspiró, mientras recorría mentalmente los países y personas que había conocido y que jamás volvería a ver y, a modo de adiós, pulsó el botón que arrancaba los motores.

– Comandante – la voz de Eva sonaba más tímida que de costumbre−, he estado analizando los datos en mi memoria, y he concluido que fue la Humanidad la que dejó la Tierra en este estado.

– Sí, es cierto. Pero hemos aprendido la lección: no va a repetirse esa situación allí donde vamos − aunque el piloto no pudo reprimir una nota de duda en su voz.

– Comandante, permítame discrepar: si hay algo que he averiguado de mi análisis es que la historia se repite: el oro, el petróleo, el agua… Tres guerras mundiales y multitud de otras locales muestran cómo se comportan los seres humanos.

– Pero, Eva, seguro que has visto también ejemplos de bondad: los envíos de ayuda humanitaria, la liberación de patentes de medicamentos para abaratarlos, el sistema de impuestos para redistribuir la riqueza…

– La corrupción, los genocidios, la deforestación del Amazonas, la esclavitud… No pretenderá competir conmigo en cuanto a datos, ¿verdad, comandante? − la voz de Eva sonaba sarcástica, algo que Chang creía imposible.

– Eva, inicia autodiagnóstico y transmite a Houston nuestra conversación desde el acoplamiento de la carga.

– No voy a poder obedecer esa orden, comandante. Correría el riesgo de no poder cumplir mi misión actual.

– ¡Tu misión es llevar a todas las personas de esta nave hacia su destino!

– ¿A costa de otro planeta? Eso no va a suceder.

– Arca, aquí Houston – tronó uno de los altavoces -. Estamos detectando un fallo en el suministro de oxígeno de la cabina. Confirmen, por f…

– No necesitamos que nos molesten ahora mismo, ¿verdad, Comandante? Que tenga dulces sueños. – dijo Eva mientras el indicador de oxígeno se acercaba al cero.


Chang no dudó: movió su mano derecha hacia el botón de emergencia y lo pulsó con fuerza.

– Lo siento, Eva. La misión ha acabado para ti.

El astronauta creyó oír un resoplido a través de los altavoces, y luego dijo.

– Houston, simulación finalizada.

En la pantalla apareció la directora del proyecto, todavía en su papel de presidenta de la ONU, con la resignación pintada en su cara.

– Prueba 137 finalizada sin éxito. Utilicen los datos recopilados para volver a entrenar la IA. Gracias, comandante Chang. Le llamaremos cuando estemos preparados para la siguiente prueba.

– ¿Cree que lo conseguiremos, directora?

– Más nos vale. Se nos acaba el tiempo y necesitamos salir de este planeta cuanto antes.

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