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Por un futuro sostenible

Uno de los grandes retos que se ha fijado para los próximos años la Organización General de las Naciones Unidas (ONU) es conseguir que todos tengamos acceso en 2030 a la energía eficiente y respetuosa con el medio ambiente. No se trata de defender cualquier fomento de la energía, sino que se apuesta por el acceso a la energía sostenible, aquella que se produce y se usa para apoyar a largo plazo el desarrollo humano en el ámbito social, económico y ecológico.

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Por eso este año 2012, reconociendo la importancia de la energía para el desarrollo sostenible, la ONU lo ha proclamado ‘Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos’, una apuesta clara por mejorar la calidad de vida y por conservar el medio ambiente.
Por eso este año 2012, reconociendo la importancia de la energía para el desarrollo sostenible, la ONU lo ha proclamado ‘Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos’, una apuesta clara por mejorar la calidad de vida y por conservar el medio ambiente.


El acceso a la energía

Una de cada cinco personas en nuestro planeta no tiene acceso a los sistemas modernos de energía (en total, 1.400 millones de personas). Esta cifra se duplica hasta alcanzar los 3.000 millones cuando se habla de quienes dependen del carbón, la madera o la biomasa tradicional para cocinar y calentarse. Hoy en día, nos puede parecer imposible que haya personas sin ella, pero la realidad es bien distinta: 1.500 millones de personas carecen de electricidad, así como hay millones de pobres que no pueden pagar los servicios energéticos, incluso si están disponibles.


Consumo voraz

La nota dominante en los países desarrollados y en los países en vías de desarrollo es el aumento del consumo de energía, lo que acarrea una excesiva dependencia energética. Este exceso de demanda encuentra su explicación si se echa la vista atrás. A lo largo de los años, el ser humano se ha hecho cada vez más dependiente de los recursos energéticos. A día de hoy, la vida sin iluminación, calefacción, refrigeración o transporte es impensable.

Esta dependencia energética, que conduce a una crisis mundial, se debe en definitiva al consumo voraz de combustibles fósiles, de recursos no renovables, que han mejorado visiblemente la calidad de vida de los países industrializados, los mayores consumistas. Y éste es precisamente el objetivo de los países en vías de desarrollo que, por imitación, intentan seguir este modelo aunque acabe siendo dañino para la sociedad. Por ello, la mayor parte de la estructura de oferta de energía primaria, más del 90% a nivel mundial, está basada en petróleo, gas y carbón, recursos que tarde o temprano acabarán agotándose. Además, hay que tener en cuenta que se tratan de fuentes de energía que producen contaminación, un incremento en las emisiones de gases efecto invernadero y, como resultado, un aumento del calentamiento global.

¿Es necesario un nuevo modelo de desarrollo?

Satisfacer tal voracidad energética no es tarea fácil y continuar con el modelo que actualmente prevalece es una misión suicida. De ahí que la ONU apueste por una nueva alternativa que ayudaría a reducir la pobreza y a mejorar las condiciones y el nivel de vida de la mayoría de la población mundial.  La organización ha planteado el reto de asegurar el acceso universal a la energía moderna, y a éste van unidos otros dos objetivos: doblar la tasa de eficiencia energética y doblar también el uso de las energías renovables.

¿Cómo conseguirlo?

La ONU se centra principalmente en dos caminos: la tecnología y las políticas energéticas. Es primordial invertir en tecnología energética menos contaminante y capaz de adaptarse al cambio climático; y mejorar el acceso a recursos y servicios energéticos fiables, viables económicamente y ecológicos para el desarrollo sostenible. Además, se deben transferir y difundir tecnologías  a escala mundial para utilizar en mayor medida las fuentes de energía nuevas y renovables y para ampliar la prospección de fuentes adicionales menos contaminantes.

De igual manera, es fundamental que las estrategias y políticas nacionales combinen un mayor uso de fuentes de energía nuevas y renovables y de tecnologías de baja emisión de gases de efecto invernadero, así como también se hace indispensable la promoción del desarrollo y la difusión de tecnologías energéticas adecuadas, asequibles y sostenibles.

La implantación de las energías renovables

Los recursos que actualmente consumimos, desde el punto de vista de la energía, parece que tienen otro reloj, otra evolución que no comulga con el ritmo frenético de crecimiento de la sociedad moderna. Es impensable que esta progresión se adapte a los escasos recursos naturales existentes y, por ello, la ONU pone especial interés en las energías renovables, aquellos recursos que son capaces de renovarse ilimitadamente – como la energía eólica, solar, geotérmica, hidráulica, mareomotriz, nuclear o la biomasa.


Una llamada global

El ‘Año Internacional de la Energía Sostenible’ no deja de ser una llamada de atención al mundo en general;  una conmemoración que deben tener muy en cuenta los gobiernos, las empresas y las personas. Un pacto mundial al que se debe llegar para asegurar el futuro de nuestro planeta y mejorar la situación de millones de personas. Debe ser, en definitiva, una toma de conciencia global. Ahora  toca reflexionar sobre este tema de vital importancia y conseguir entre todos que en el año 2030 el acceso a la energía sostenible sea universal. Es tiempo de crecer caminando de la mano de la sostenibilidad.


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El Museo de la Ciencia de Valladolid se unirá a esta iniciativa con la exposición ‘Enchufados al Sol. Transporte hacia la transparencia’. Una muestra cuya temática girará en torno al coche eléctrico y a la energía sostenible, y que será presentada durante el primer cuatrimestre de este año 2012.

Fuentes:

Web oficial de la ONU

Web oficial de la Unión Europea

– Ambiente y Desarrollo en América Latina (Ambiental.net): «La energía en el mundo hacia 2025«

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