El huerto en casa (II)
¡Continuamos con los huertos urbanos! Retomando la anterior entrada sobre huertos urbanos, en ésta os hablaremos sobre las temporadas de siembra de las diferentes hortalizas y las plagas más comunes que puede sufrir nuestro huerto urbano.
Las temporadas coinciden con las estaciones del año, la primera incluye primavera y verano y la segunda otoño e invierno. Esta separación está basada en la climatologÃa y las cambiantes condiciones atmosféricas que se desarrollan en las diferentes estaciones. Las épocas de siembra pueden fluctuar dependiendo de la zona de siembra y de la variedad de la hortaliza.
Asà bien, ahora enumeraremos las hortalizas de otoño-invierno: brócoli, cebolla, zanahoria, acelga, ajo, perejil, lechuga, coles y coliflor, necesitando las 3 últimas crecimiento inicial en semillero. Por otro lado, las hortalizas de primavera-verano más comunes serÃan: patata, zanahoria, cebolla, perejil, acelga, judÃa, tomate, pepino, pimiento, berenjena, calabacÃn, lechuga, melón, sandÃa, puerro y remolacha de ensalada, las 10 últimas sembradas inicialmente en semillero.
Para más información, la web del Mnisterio de Agricultura y GanaderÃa nos ofrece información útil en este terreno.
Una vez resueltos los problemas de la siembra y calendario, pasaremos a poner remedio a uno de nuestros mayores temores: las plagas. A continuación, explicaremos las tres plagas más comunes en huertos y algunos remedios caseros para combatirlas. También alguna indicación para localizarlas e identificarlas.
EL PULGÓN
Los Pulgones miden unos 3 milÃmetros y se localizan por las hojas enrolladas, pegajosas y brotes atacados.
Actúan clavando un pico chupador y absorbiendo la savia de las hojas, causando asà importantes daños. Se observan agujeros en las hojas. Suele afectar a casi todas las plantas de nuestro huerto.
Se detecta por manchas amarillas o verde pálido en los puntos de picadura. Es una plaga que ataca durante la primavera y el verano y a la que le favorece mucho la humedad ambiental y el exceso de nitrógeno.
Remedio: debemos eliminar las malas hierbas y los restos de cultivo del jardÃn. Si el ataque es débil, cortaremos las hojas y brotes dañados. Quitaremos lo que sea posible con un cepillo de dientes (especialmente en plantas de interior). Tienen muchos enemigos naturales (mariquita, crisopa, pequeñas avispillas que los parasitan…) También podemos probar con agua jabonosa y ceniza.
ARAÑAS ROJAS
Son unas arañas de color rojo y de 0,5 milÃmetros de tamaño, que apenas se ven a simple vista. Se asientan sobre todo en el envés de las hojas. Debilitan a las plantas dañando el follaje y si el ataque es fuerte puede provocar la caÃda de éste (defoliación). Al principio, el sÃntoma más corriente son hojas punteadas coloradas y mates, y manchas amarillas. Posteriormente se abarquillan, se secan y se caen. Los daños pueden ser importantes, sobre todo en tiempo seco y caluroso, cuando las generaciones de araña se suceden con rapidez.
Remedio: para prevenir su presencia, lo mejor es mojar a menudo el follaje de las plantas pulverizando con agua mezclada con jabón neutro. Si la planta está en maceta, deberemos situarla en un lugar sombrÃo y fresco. Las pieles de cebolla repartidas por el suelo de los cultivos actúan de repelente.
MOSCA BLANCA
Son pequeñas moscas blancas de 3 milÃmetros de tamaño, que en realidad son chinches, un grupo de insectos con aparato bucal diseñado para perforar y succionar. Los adultos hacen las puestas de huevos en el envés de las hojas, de donde saldrán las larvas y se quedarán a vivir. Tanto larva como adultos actúan clavando un pico en las hojas y chupando la savia. Un daño que origina una pérdida de vigor de la planta, puesto que lo están sufriendo en sus hojas. Estas moscas también son capaces de generar melaza, lo que produce el hongo Negrilla o Mangla. La melaza que segregan (un jugo azucarado) es asiento para este hongo, dando mal aspecto estético a las hojas que quedan ennegrecidas, a la vez que disminuye su función fotosintética. Por último, la mosca blanca puede transmitir virus de una planta a otra. Se ven favorecidas por temperaturas altas y ambiente húmedo.
Remedio: limpiaremos de malas hierbas el jardÃn para que no se refugien en ellas. Podemos pulverizar la planta con jabón blando y lavarla con agua jabonosa para ayudar a controlar la proliferación. También se colocan trampas amarillas con pegamento o aceite de cocina; el color las atrae y se quedan pegadas. Esto ayuda a disminuir las poblaciones de adultos.
Victor Blanco Guerra
Estudiante en prácticas del Grado de Ciencias Ambientales