#AstronomÃaDesdeCasa: No es óptico todo lo que reluce…
Cuando hablamos de astronomÃa y de la observación del cielo, casi siempre solemos pensar en telescopios más o menos grandes, en cientÃficos que no despegan sus ojos de los oculares. Sin embargo, la astronomÃa profesional actual se parece bastante poco a ésta imagen romántica.
Actualmente, en muy pocas ocasiones (por no decir casi ninguna), los astrónomos profesionales acercan sus ojos a los oculares de los telescopios. En su lugar, toda una baterÃa de instrumentos, cámaras, sensores y aparatos, sustituyen al ojo. Los astrónomos, desde su puesto de control, utilizan programas informáticos para localizar y analizar aquellos objetos que quieren desentrañar.
Pero el Universo es algo más que lo que los ojos pueden ver. Estamos rodeados de radiación electromagnética, generada por diferentes tipos de cuerpos. Esta radiación electromagnética abarca desde ondas de radio, hasta los rayos gamma. Entre medias se encuentra la luz visible, que es lo que nuestros ojos pueden captar, y lo que nuestro cerebro puede entender. Esta radiación está compuesta por ondas que se pueden captar, y el Universo está lleno de todas ellas: radio, visible, microondas, infrarrojo, ultravioleta, rayos x, y rayos gamma. Podemos utilizar diferentes instrumentos para captar estas ondas, y tener una visión del Universo mucho más completa.
Uno de los instrumentos que utilizamos para captar las ondas son los radiotelescopios. Seguro que alguna vez habréis visto alguno (en una de nuestras entradas de este blog hablamos de un conjunto llamado ALMA). Se parecen a las antenas parabólicas de algunos edificios para ver cadenas extranjeras, pero son algo diferentes. Podemos utilizar radiotelescopios más grandes o pequeños, solitarios o en conjunto, todo dependerá de qué queremos observar.
El mayor radiotelescopio hasta la fecha es el EHT, con el que se consiguió fotografiar el agujero negro de M87 en abril de 2019, pero es un instrumento virtual, es decir, no es fÃsicamente grande, sino que se utilizaron diferentes radiotelescopios del planeta (incluyendo uno que hay en Sierra Nevada), y observaron a la vez el mismo objeto, consiguiendo un resultado equivalente a un radiotelescopio tan grande como la superficie que formaban. También se han construido radiotelescopios gigantescos, como el situado en Arecibo (Puerto Rico). Tiene una parábola de 325 metros de diámetro, y se construyó en una depresión del terreno. Está compuesto por 40.000 paneles de aluminio perforado, y su antena es esférica y situada en una plataforma que se puede mover, con lo que es capaz de observar en un cono de 40 grados desde la vertical.
Hay otro radiotelescopio de gran tamaño en Rusia, en la región del Gran Cáucaso, con un diseño peculiar. tiene un diámetro de 576 metros, pero no es un parábola, sino un anillo de paneles reflectores que se pueden orientar para enviar las ondas a diversos instrumentos.
Sin embargo, el radiotelescopio más grande del mundo, como tal, está en China, en una cuenca natural de Dao Wo Dang. Tiene una antena parabólica de 500 metros de diámetro, se llama FAST, y empezó a funcionar en 2020. Busca conocer los orÃgenes del universo, e, incluso, buscar otras formas de vida en la galaxia. De momento ya ha identificado 114 nuevo púlsares, está investigando la presencia de moléculas interestelares, y en los próximos meses podrÃa participar en la investigación de ondas gravitacionales.
A ver cual es el próximo en superarlo…
Carlos Coello, planetarista del Museo de la Ciencia